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viernes, 5 de abril de 2013

El puto perro

Los primeros rayos de sol caliente, brotaron ayer entre las brumas. Un invierno demasiado lluvioso, para los que vivimos en Andalucía, es un invierno largo, de los que sume en melancolía hasta a los espíritus más alegres, que por estas tierras abundan. Demasiados meses. Demasiadas nubes. Demasiada agua. Demasiado oscuro. Pero ayer, por un instante renació la primavera. La luz. El calor de los primeros rayos de sol, de una mañana que prometía primaveral. Todo perfecto, hasta que se cruzó el puto perro.
Me encontraba en una de las calles más tranquilas de mi ciudad. Estacionado, esperando tranquilamente a la persona con la que tenía que reunirme. En el interior de mi coche, escuchando mi música favorita, con la ventanilla a medio bajar, para dejar pasar la brisa primaveral. Los revitalizantes rayos de sol, golpeaban mi cara de lleno. Otra vez volvía el rostro alegre de la vida. Todo perecía idílico. Silencio. Luz. El cariño que reflejan dos personas cogidas de la mano, dando un paseo por la acera de enfrente. Bendito invierno, que sensaciones más buenas nos deja con su marcha.

De repente, un trueno sin relámpago. Un coche a toda velocidad rompió el silencio. Ninguna luz, ni tan siquiera la del freno, avisó de la desgracia. Un loco más, pensé yo. Un inconsciente, irresponsable y mamón de los que también abundan, que se alejaba sin mirar atrás como un vendaval, tras su paso destructivo.
Unos aullidos lastimeros, que llegaban desde atrás. Un pobre perro malherido. Callejero, vagabundo, feo....pero inocente.

El cariño de los enamorados, ya no era tal. Sus manos se habían separado. El silencio fue suplantado por el dolor que emanaba de la garganta del can. Mi voz quebrada consiguió repeler unas lágrimas, y no soy ningún amante de los animales pero tampoco un destructor. La pareja se acercó rauda al animal, mientras yo, a su lado, solo podía repetir  - Que hijo de puta.

El sol desapareció ayer, a eso de las 12:30. La desconocida pareja y yo, solo pudimos contemplar durante unos segundos, la asustada expresión del perro, mientras agonizaba. Un perro, al que su mismo asesino habrá bautizado como; el puto perro.
El causante de los desperfectos de su coche. Ese mismo asesino, preocupado por la perfección de sus pertenencias, que solo es reflejo de la imperfección de una parte de la sociedad. La imperfección más extrema, la más difícil de curar. La moral. La ética de esa gente, que va por la vida avasallando hasta a los seres más inofensivos. Esa sociedad, preocupado solo por individualismos egoístas. Con prisas, sin respetar ni tan siquiera a los elementos, a los seres vivos, al medio ambiente. Esa sociedad que no solo va a lo suyo (legítimo lógicamente) , sino que lo hace sin mirar lo que tiene alrededor. Sin ni tan siquiera, disfrutar del agradable momento que acababa de interrumpir con su ignominiosa acción.

De repente comenzó a llover y todavía no ha parado.


2 comentarios:

emiliojlc dijo...

Bonito escrito y triste. Me identifico con la indignación e impotencia q sentiste. Actos irresponsables e insensibles q son el ejemplo cotidiano de porqué estamos como estamós...

Anónimo dijo...

El vello de punta....Impresionante e intolerable

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