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jueves, 28 de febrero de 2013

Otra vez febrero.

Se escapa febrero, mientras veo por mi ventana caer los, tan añorados copos de nieve. Se escapa, otra vez, dejándome el labio inferior herido.
Este mes parece que se ha empeñado en mostrarme la cara amarga de la vida. Sin tregua. Como en los últimos años, lo despido deseando no volver a verlo y reprimiendo lágrimas de la forma más absurda posible, mordiendo mi maltrecho labio. Pero llegará, siempre llega. Soy yo, quien no sabe donde lo recibiré.
Se escapa febrero con señales desde el cielo. Para todo aquel que se quiera dar por enterado. Se escapa, otra vez, dejándome un tiempo irrecuperable, un poco más viejo y mucho más cansado. Pero se marcha, como aquel enemigo, que siempre muestra su sonrisa antes de despedirse, que de forma soterrada te indica su superioridad sin complejos. Se marcha mostrando su cara amable, una nieve inesperada, para evitar el olvido y un tácito recordatorio, de que pronto volverá.

Este mes, hemos visto caer meteoritos, en el centro de ciudades ¿Donde estaba la ciencia?. Este mes, hemos visto a un Papa, reconocer que no es sucesor de nadie. Que es una persona como otra, que simplemente no puede más con la degradación moral, de quien pretende dar lecciones de ética a la humanidad. El mismo día 11, cuando se dice que dimitió Benedicto XVI, si es que a esa renuncia se le puede llamar dimisión, un rayo cayó en la cúpula de la Basílica de San Pedro en el Vaticano. ¿Señal divina?.
Este mes, me vuelve a colmar de incertidumbre. Siempre febrero.

En fin....termino mi café, que ya está frío. Por supuesto no me olvido. Feliz Día de Andalucía. Para los andaluces, para las andaluzas, y para los que no sabemos muy bien donde estamos, donde estaremos o como hemos llegado hasta aquí,  pero que amamos esta tierra por.....lo que sea. Y punto.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Cuestión de fe


Cuando la unión no hace la fuerza, la cosa resultante puede ser un esperpento de proporciones dantescas.

Heme aquí, (vetusta expresión para referirme a algo que debería ser el futuro más próximo) a medio camino, entre la indignación, la resignación y el asombro. El tiempo, el devenir de los acontecimientos y el recuerdo de aquél sabio camarero, que me servía  un combinado en un pub de moda de Bailén, todos los viernes después de mi jornada laboral, han contribuido a la debacle de la fe que desde hace años he profesado. El europeísmo. Tal vez una utopía, o tal vez una necesidad obligada para adaptar nuestra trágica historia común, esos proyectos que desde hace siglos han sido anhelos de grandes imperios y déspotas dictadores, a un realidad que devuelva la importancia en el escenario mundial, que la vieja Europa merece, ante tanta potencia emergente o consolidada.

sábado, 9 de febrero de 2013

Esperpentos de una España decadente

Hace tiempo decidí participar en política de la forma más cobarde posible, simplemente siendo un elector exigente.
Desde entonces crítico lo que me parece, siempre con respeto y a veces con buenas formas, agradezco su labor a los buenos políticos, que los hay, y censuro a los malos. Que le vamos a hacer. Pertenezco a esa clase privilegiada de personas preocupadas por la política que desde la comodidad de no ser leales a ningún partido, decidimos las elecciones. Algunos nos llaman los indecisos. Aunque bien podríamos ser, los desterrados de la verdad absoluta.
Y es que ya lo escribió Galdos en sus episodios nacionales: ''Nuestra existencia no es más que un tejido de errores, y que gran parte del tiempo que vivimos lo empleamos en la necesario rectificación de juicios y creencias'' Montes de Oca.
Vivimos atormentados por nuestras preguntas, y no defendemos ideología alguna, por considerarlas pura teoría, que llevadas a la práctica se colapsan.

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