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jueves, 31 de mayo de 2018

El precio siempre importa

Si algo es plausible en los partidos separatistas y/o nacionalistas es su patriotismo. Reducido a su territorio, claro está. Cuando se trata de defender ideas concretas que ellos entienden o se fuerzan a entender como buenas para el interés general (suyo y de sus ciudadanos), da igual que sean de izquierdas o de derechas, ya que para el fin último siempre van de la mano. Ese fin último puede ser dar pasos hacía la independencia o rebañar hasta el último céntimo del estado, con la cantinela de lo mal financiados que están. Solo basta ver el recorrido que tuvo el "proces" con republicanos de izquierdas, conservadores democristianos y antisistema de la mano o como la derecha vasca fuerza la subida de pensiones que pide la izquierda, como contrapartida para el apoyo a los Presupuestos Generales aprobados hace una semana. Como si no tuviera nada que ver las multitudinarias manifestaciones de jubilados en Bilbao, o la promesa inversora del gobierno en el País Vasco. Aunque si hablamos de cheques para determinados territorios, a cambio del apoyo a los Presupuestos Generales del Estado, esos que nos afectan a todos, no podemos olvidar a los nacionalistas canarios, que también han sacado una buena tajada de las negociaciones de los presupuestos - los nacionalistas de izquierda y los de derechas-

Eso en el terreno nacional no pasa. Los partidos que venían a regenerar la política, siguen con sus añejas maneras. Son incapaces de dejar la ideología de lado, para ponerse de acuerdo en temas transcendentales que afectan al interés general. Siempre creí que un parlamento fragmentado era muy beneficioso, ya que sin mayorías absolutas es totalmente necesario el dialogo y las pactos de varias fuerzas, cada una de ella con su ideología, para alcanzar acuerdos en temas capitales duraderos.  Pero eso es todavía bastante utópico. A los partidos nacionales les falta patriotismo. Y así nos va.

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