Que felicidad para un hombre que seguro, siempre se sintió inocente, por aquello de lo que le acusaban. Aguantó contra viento y marea en su cargo, como buen político de su tiempo. Hasta que la justicia no dictaminara su culpabilidad, él era inocente. ¿Como iba a dimitir entonces? Está es la calidad de nuestros políticos. Esta es su actitud y esta es la democracia que tenemos. Que triste...
Mientras en su partido, ahora suenan los himnos de victoria, este señor sigue en su cargo actual. Incluido en las listas electorales del 2011, y a bien seguro en las próximas. ¿Como si aquí no hubiera pasado nada?