Traductor - Translate

miércoles, 29 de junio de 2011

Nostalgias

Últimamente me encuentro melancólico. Con ganas de retroceder en el tiempo. Vivir en mi Toscana particular o algún lugar parecido y sentir como sentíamos antes.
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor……..en mi opinión es una de las frases más ciertas del refranero popular. Más aún, cuando ese tiempo pasado estaba cargado de sensaciones hoy imperceptibles. Sentimientos que nuestros hijos no conocerán. 
En un día normal, abro el buzón para recoger el correo.  Solamente facturas que esperaba, que tarde o temprano llegaran. Recibo algunas llamadas de amigos al móvil, llamadas que contesto que un simple ``dime’’. Saco a mis hijos un rato a ese espacio limitado que llaman parque, donde pueden jugar alegremente. Si consigo un rato libre, me pierdo en formalismos decorosos para intentar quedar con alguien y hacer algo rutinario. Para las actividades más originales se necesita tiempo de preparación y búsqueda exhaustiva de compañía. La vida corre muy deprisa y no siempre se puede hacer lo que deseamos.
En un día normal, la nostalgia siempre me acompaña.
Recuerdos de estímulos olvidados. Sensaciones que me gustaría volver a tener.
Y es que me viene a la memoria aquellos días normales de antaño.
Aquellos días en que abrías el buzón, con la ilusión de que llegará una carta con recuerdos del último verano. Cartas manuscritas por amigos, o algún conocido esporádico que te mandaba una foto del día que lo pasamos tan bien.
Esa sensación de tener entre tus manos un trozo de tu vida, vista desde los ojos de otra persona. Recuerdos, sueños, fantasías juveniles…..todo tras un movimiento nervioso donde despegabas a tirones la solapa del sobre. Un ritual, para el que se buscaba el lugar y momento oportuno, donde estuvieras solo y tranquilo para leer y releer la carta. Ritual que concluía con el archivo de la carta, en una caja de zapatos vieja, para que pasara a la posteridad y volverla a disfrutar en cualquier momento de la vida.
Días, en que sonaba el teléfono sin saber quien se encontraba al otro lado del aparato. Entonces había que contestar con un solemne ‘’dígame``.
Esa sensación curiosa, un instante antes de descolgar, preguntando quien será. Lo mismo es Miguel, para contarme como le va, con su última novia. O será Julio, que tiene que contarme su más reciente trastada. No puede ser Edu, que hace mucho que no llama o Josemi, Zepa, Raúl………lo
mismo es Carlos, Vicente o Jesús……Tantos y tantos pensamientos en una milésima de segundo, justo antes de descolgar.
Aquellos días normales, donde si existían los planes. Planes improvisados sobre la marcha. Donde el pueblo entero, era nuestro campo de juego y no hacía falta quedar para saber dónde encontrarnos.
 Jugar y divertirse alejados de las limitaciones de un simple parque y sin contar con que nuestros padres, que nos querían y nos quieren como los padres actuales, tuvieran que estar presentes para sobreprotegernos.

Cada día me alegro más de haber nacido en la época que nací. Haber vivido, donde lo he hecho. Haber sentido, esos estímulos hoy perdidos.
Pero esta nostalgia que ahora me embriaga, solo es polvo. Los tiempos han cambiado y no podemos quedarnos en el pasado. Hay que seguir adaptándose a la nueva era y continuar disfrutando de lo que ahora nos ofrece la vida.
Así y solo así, en el momento de nuestra muerte, dentro de muchísimos años dicho sea de paso, tendremos la legitimidad de pensar……’’Cualquier tiempo pasado, fue mejor’’

Emilio Almodovar

jueves, 23 de junio de 2011

Excursión a la luna

Amiga página en blanco. Conocedora de mis pensamientos e inquietudes. Confidente de mis dichas y desdichas. 
Hoy pongo en conocimiento tuyo, la que ha sido mi mayor aventura en un viaje. Espero que la guardes minuciosamente como siempre lo has hecho. Sabes que no me fio de mi memoria,  por lo que siempre recurro a ti.
Como ves, he vuelto de mi semana en la isla de Tenerife. Si te soy sincero, ayer cuando el avión se acercaba a la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Barajas, tenía una sensación de frustración que iba creciendo minuto a minuto. Sabes que soy un aventurero, y tras siete días en Tenerife, solo seguí el rebaño de turistas de muchas nacionalidades que iban de un sitio a otro y tuve una experiencia amarga, digna de olvidar. Mi único alivio, fue pasar un día perdido en la isla de la Gomera, conociendo sus gentes, disfrutando de su gastronomía y aprendiendo más de una cultura muy peculiar.
Hoy, con la mente más relajada y esclarecida, he despertado dispuesto a contarte esta historia que ayer quería olvidar y hoy pienso, es la llave del recuerdo de aquel viaje.
Te explico……
Aquel día, el último en la isla de Tenerife, lo iba a dedicar en hacer una excursión obligada para cualquier turista. El Teide, el pico más alto de España, me esperaba aquella mañana.
Como ya sabes, soy algo dormilón, y cuando sonó el despertador del móvil, lo apague por inercia mecánica. Treinta minutos más tarde, abrí los ojos ¡Me había dormido! ¿Cómo iba a volver a la península, sin ver el Teide?
Me vestí, con la poca ropa que había dejado tirada en el suelo la noche anterior, arrugada y con algún resto de bebida espirituosa que no pudo entrar en mi cuerpo por falta de espacio….O de ganas ¿Ya no recuerdo?
Salí del hotel corriendo, la cara de mi amiga Natalia, la recepcionista, pude ver que me decía ... ¿Qué raro? ¿No desayunas hoy? Yo le respondí con un escueto  ¡Buenos días!
Los quinientos metros que separaban la parada del autobús con el hotel, me parecieron kilómetros. La brisa fresca del mar, de aquella mañana me golpeaba el lado derecho de mi cuerpo, mientras el izquierdo comenzó a lanzar gotas de sudor. A lo lejos vi un autobús en marcha, no había nadie en la calzada, ¿Seria ese el mío?
Cuando me estaba acercando busque mi móvil en el bolsillo para mirar la hora, sabes que no estoy acostumbrado a llevar relojes de pulsera, pero entre que buscaba en un bolsillo y otro, me encontré en la puerta abierta del autobús, donde el conductor me miró con cara de pocos amigos. Un señor muy amable, se acercó bajando un escalón y con sonrisa un tanto pícara me recordó que me estaban esperando.
Una vez dentro de la guagua, como llaman al autobús por aquellos lugares, volví a buscar mi móvil, y caí en la cuenta, que el aparatillo tan necesario en nuestra vida cotidiana, se había quedado descansando en la mesita de noche de la habitación.
Amiga, se que te estarás preguntando, ¿Dónde vas tú sin móvil? Pues la verdad, no me preocupé mucho. La excursión era solo de mediodía y una mañana desconectado del mundo me vendría bien. Además, observe que el flamante reloj, que me regalaron en la agencia de viajes, lucia en mi muñeca izquierda. No tenia que preocuparme.

El camino, no fue largo. La carretera algo estrecha y llena de curvas, me mareo, un poco. Por el camino el guía nos conto la función que desempeñaban todos los arboles que íbamos dejando atrás, para el abastecimiento de agua potable en la isla. No me preguntes cual era esa función, pues la verdad no puse mucha atención. Iba más preocupado de preparar mi cámara de fotos y contar el escaso dinero que guardaba mis arrugados pantalones vaqueros. Cinco euros en monedas de cincuenta y veinte centimos, era mi patrimonio para aquella mañana. Pensé que para pasar la mañana, tendría suficiente. Llevaba todos los gastos pagados y a las dos de la tarde estaría en el hotel, dispuesto a saciar mi cuerpo, que ya empezaba a echar en falta el desayuno.
De repente, el paisaje empezó a cambiar, iban escaseando los arboles, y comenzaban a verse claros, llenos de piedras de extrañas formas. A la indicación del guía, miré al frente. El Teide aparecía ante nuestros ojos. Sobresalía entre una serie de colinas. Ya solo había piedras, ni una mala hierba, desmintiendo el dicho de mala hierba nunca muere. Cuando estábamos llegando al pie de la montaña, el guía nos indicó que miráramos para abajo, pues ese era el paisaje más parecido a la luna, que podríamos ver en el mundo. Yo no sé qué pensar, nunca he estado en la luna. Tú me dirás amiga, algún día, si el guía tenía razón, pues de ti ha salido toda la sabiduría conocida y en ti confío más que en nadie.
Antes de subir al teleférico, que nos llevaría a la cima del Teide, el guía nos dijo que a las doce  salía el autobús. A partir de ese momento y hasta esa hora éramos libres. Sin perder tiempo me introduje en la fila de rigor, para después de veinte minutos y una foto recuerdo que no compré,  pues mis fondos aquel día estaban a la baja, comenzar a subir al pico más alto de España.
Diez minutos en teleférico y llegamos a la cumbre. Una chica que allí trabajaba, nos avisó al bajar del aparato, que notaríamos falta de oxigeno, pues en esas alturas era normal y que anduviéramos despacio para mitigar el efecto. Igual que te lo digo a ti, se lo diría hoy a ella, si la tuviera delante. ¡Lo único que noté fue frio! Y es que mi camiseta de tirantes de la noche anterior, no iba mucho en consonancia con las prendas de los demás visitantes.





Corrí, más que andar, sin notar ninguna falta de oxigeno, entre los senderos de piedra volcánica. Tenía ganas de echar las fotos de cortesía y bajar otra vez al calor. Solo había piedras, según dicen procedentes de la solidificación del magma expulsado por el volcán, pero al fin y al cabo, piedras y el paisaje espectacular cuando subía, dejando las nubes por debajo del teleférico, fue decepcionante. Solo se veía una intensa niebla amarilla que impedía contemplar las siete Islas Canarias, que me dijo la chica de la entrada que iba a ver.


De repente me encontré con el guía, que me informó que la niebla era calima, por lo visto, arena del Sahara que la arrastraba el viento. ¡Mal día, ha escogido usted de venir! Con lo bien que estaba en la cama.  Me dijo.
Pues la verdad es que sí, dije yo riendo mientras pensaba lo mal que me estaba cayendo ese señor. Me despedí de él, lo más rápidamente que pude y terminé el recorrido. Siete fotos y mucho frio, eran los recuerdos que me llevaba de la cima del Teide. Una vez dentro del teleférico de vuelta, el calor empezó a entrar en mi cuerpo lentamente.
Miré mi reloj, bonito regalo de la agencia, pensé, eran las doce menos veinte. Pues si, como imaginas fui directo a la cafetería. Mi humor sin desayuno se avinagra, y hasta las doce, tenía tiempo de reponer fuerzas.
Cuando vi los precios de la cafetería, mi humor terminó pudriéndose. Claro, que con cinco Euros en el bolsillo, todo parece muy caro.
Invertí un Euro, en un bollicao de más de una semana de fabricación, desechando la idea primigenia de un buen bocata, ya que siempre hay que guardar algo de fondos para imprevistos. Y todo indicaba, que aquel día iba a batir el record de mi vida.
Como sabes, no soy yo, de mucho chocolate, y el bollicao me supo mal y a poco. Pero sentado al calor del sol y contemplando el paisaje lunar, donde solo se distinguía un edificio a lo lejos entre un mar de piedras irregulares, mi ánimo se fue reconfortando.
Fumé el último cigarrillo que me quedaba, pensando que en una hora estaría en el hotel, disfrutando de una copiosa comilona. Mientras paseaba por la zona volví a mirar mi reloj. Eran las doce menos cuarto. ¿Qué raro? ¿Tan poco tiempo ha pasado, desde que compre el dulce y encendí el cigarro? Pensé un tanto preocupado.
Fui al lugar de encuentro y  ¿Qué crees?
 ¡¡¡El autobús  bajaba el camino que conducía a la carretera principal, impune a los gritos que de mi garganta empezaron a salir!!!
Tres o cuatro minutos, observé absorto como la guagua reducía su tamaño.
Según el programa de la excursión, se dirigía a los llamados Roques de García, que según mi ex guía, aparecían en los antiguos billetes de mil pesetas.
La verdad, amiga mía, que no tenía yo la mente muy lucida para acordarme los dibujos que salían en aquellos billetes, que tan de tarde en tarde entraban en mi bolsillo juvenil y tan pronto salían de él.
Cuando empecé a recobrar el sentido, me entraron escalofríos, creo que en vez de alma, tenia fuego. Muy decidido volví a buscar mi móvil en los bolsillos. Aunque de ellos, solo salió un calambre, traducido en una risa nerviosa que esbozó mi boca.
Más de veinte minutos anduve de un lado a otro de la parada de autobuses, observando el paisaje. Millones y millones de piedras, de todos los tamaños y formas, bajo mis pies, y una estrecha carretera serpenteando entre ellas. A lo lejos, un edificio blanco, rompiendo la monotonía del paisaje.
Sin teléfonos donde llamar para aplacar mi ira, unos ruidos sospechosos en mi estomago, producto de la indigestión que me produce la bollería industrial o del hambre que empezaba a tener, ya no sé lo que seria, la única solución que se me ocurrió fue preguntar a las personas que me iba encontrando, si alguien iba a Tenerife Sur.
Paradójicamente, todo el mundo se alojaba o era de Tenerife Norte. Quizá, mi cara desencajada y la ropa sucia y arrugada no inspiraban mucha confianza
Te preguntaras, como salí de aquella situación. Pues ya, resignado, me senté a contemplar las guaguas, que bajaban y subían por la carretera de acceso, cuando junto a mi aparcó una, del servicio público. Un hombre de unos cincuenta años, bajito y con un bigote acorde a otra época, bajo del autobús. Era el chofer.
Salí corriendo hacia él, y mirándome con cara de susto se detuvo. Le conté toda mi historia y muy amablemente, como el eslogan que llevaba la carrocería de la guagua, me informó que a las cinco de la tarde, salía un autobús, dirección playa de las Américas y el precio del billete era de cuatro euros con cincuenta. La parada se encontraba en el Parador de Turismo, y podría llegar a él, por la misma carretera que atravesaba las cañadas del Teide, a unos siete kilómetros, dirección Tenerife Sur. Era el único edificio que se veía desde esas alturas, no tenia perdida.
Mientras rebuscaba en mis bolsillos, las necesarias monedas, agradecí al chofer su información, quien me pregunto si tenía suficiente dinero para el billete. Contando céntimo a céntimo, no junte más que cuatro euros.
Mi nuevo amigo, no dudó en buscarse en el bolsillo y alargando su mano cerrada hacia mí, con la otra me tocó el hombro, me hizo entrega de un donativo de tres euros. Se disculpo, por no tener más suelto, para que pudiera comer algo más sustancioso, pero yo casi con lágrimas en los ojos, le dije que con cincuenta céntimos era suficiente para el billete y no aceptaría nada más. Si la vergüenza, me lo hubiera permitido, le habría dado un abrazo y un beso.
Dos opciones tenía, para recorrer la distancia de 5 Kilómetros que me separaban del Parador Nacional de Turismo de Tenerife.
Una, siguiendo la carretera. Una forma cómoda, pero que me haría invertir más tiempo.     Otra, campo a través, por mitad del desierto pedregoso.
Como sabes, que siempre suele pasarme, elegí la más difícil.
Cruzar un inmenso pedregal, a 40 casi cuarenta grados de temperatura, sin agua y sin un solo árbol que dar sombra. 
La sensación de haber tomado una mala decisión se acrecentó, cuando llevaba la mitad del camino y vi pasar un coche de la guardia civil, por la carretera. Pensé que ellos hubieran parado para llevarme a mi destino. Pero ya no había remedio.         
Mi caminata duró una hora y media. El sol abrasador y unos simpáticos lagartos que aparecían de la nada fueron mi única compañía.
Los primeros diez bichillos que me presentaron sus respetos, me causaron mucho miedo. Luego, al final, ya hasta hablaba con ellos.
Sentado en la sombra del único árbol, en muchos kilómetros a la redonda, pasé dos horas esperando la guagua que me debía llevar a mi hotel. Un continuo entrar y salir de personas del Parador, entretenía mis minutos, que se hacían horas, a causa del hambre, de la falta de tabaco y el cansancio.
No te imaginas, el estado de letargo en el que caí. Creo que incluso llegue a echar alguna cabezadita. Mi aspecto debía de ser horrible. Frente a mí, la imagen de los billetes de mil pesetas se aparecía constantemente. Pude acabar mi excursión, pues me separaba un paseo, pero mi ánimo no estaba para fiestas.
Llego al final mi salvación. Subí a la guagua el primero de los que allí esperaban. No quería quedarme sin sitio. El viaje se me hizo eterno, pero por fin, a las seis de la tarde llegue a la estación de Playa de las Américas.
Corrí al hotel, que estaba a quinientos metros. La cena empezaba a las siete. Tenía tiempo de ducharme.
Al entrar al hotel, había recobrado la sonrisa, estaba tranquilo y pedí mi llave en recepción. El chico que me atendió me pregunto por el día. Yo con una sonrisa irónica conteste que había sido inolvidable.
A las siete menos cinco estaba en la puerta del comedor para pegarme la mayor cena de mi existencia. Creo que el hotel perdió dinero conmigo en un rato.
Como verás estuve paseando por el terreno más parecido a la luna. Por lo menos eso dijo el guía.
Amiga página, espero que me digas lo que piensas, ya que de ti ha salido toda la sabiduría universal. Y si es así, no pienso ir a la luna nunca.
Al menos sin agua y sin la ropa adecuada.

Peligro de distorsión

Bajo un sol de justicia, un elegante pretoriano avanza por una de las calles aledañas al foro de la antigua ciudad de Roma. Capital de una agonizante República, donde un joven cónsul, llamado para más señas, Cayo Julio César, pugna con el resto del Senado por un cambio radical en la política del estado.
Sus pasos, captan la atención de todo hombre importante, que sin demasiadas preocupaciones pasan el día en el centro de la vida social de Roma.
Con decisión, y la necesaria ayuda de martillo y clavos, pincha en cada acceso una lámina metálica, llamada Acta Diurna, donde muestra al público en general, las noticias del día, que él mismo César, creé de interés público. En ellas se puede leer, los pocos eruditos que sabían, lo qué se trataba en el Senado, bodas, nacimientos y defunciones de personas importantes, algún que otro chisme que el cónsul, creía necesario divulgar, sin la más mínima comprobación…etc.  <!-- more --> 


Julio César, había tomado prestado ese hábito de tiempos de su abuelo, fundador de la gran dinastía Julia-Claudia, pero con la inteligencia que un gran estratega derrocha.
Se dio cuenta, que para atraer al mayor número de adeptos a su sueño de una Roma Imperial, el papel que jugaba la información y la propaganda era crucial.
Por esto, sumado a sus cualidades de estadista, más algún que otro contratiempo, como el que acabó con su cuerpo parecido a un colador, consiguió lo que se propuso y pasó a la historia como el primer Emperador Romano.
Esto, que parece un cuento que me estoy cuajando, aquí sobre la marcha, no es más que los albores de los medios de comunicación. Unos medios totalmente controlados por el Gobierno, que utilizaban la ignorancia general para manipular los acontecimientos, colocar alguna que otra leyenda urbana, y ganar amigos entre las clases altas de la sociedad, con el objetivo de conseguir sus fines.
A partir de aquí, el avance es imparable. Durante siglos, solo las clases altas y los miembros de la Iglesia, disponen de la capacidad para redactar escritos, con los que luego deleitar a la plebe. Son los escribanos, los que a mano, hacen las copias de los textos. Y toda publicación de cualquier Reino o institución religiosa, buscaba ahondar en su ignorancia para favorecer sus intereses particulares.
Fue en 1450, cuando Gutenberg, dio la opción de producir cualquier tipo de publicación en masa. La imprenta, después de internet, el invento más importante de la historia, vio la luz.  Luz, que vieron también las renacientes clases medias, que gracias a esta producción masiva, se pudieron permitir el lujo, de leer informaciones y libros, que aún tratando de manipularlos, les hacía pensar. Fue el inicio de los primeros periódicos o gacetas.
Gacetas, ya que en Venecia, se popularizo una publicación, que se entregaba a cambio de una Gazzeta, moneda oficial del Reino de Venecia.
Pero fue, en el siglo XIX, cuando la revolución industrial, provocó un crecimiento de los medios de prensa, que ya ningún gobierno podía controlar. Surgieron diarios, revistas especializadas, y un sinfín de publicaciones al margen de los Gobiernos, que incluso extorsionó, chantajeó, prohibió o saboteó diferentes rotativos que no eran afines a sus ideas.
Daba igual la ideología gobernante, los diarios contrarios eran los que catequizaban la oposición, y cuando estos se volvían radicales, o demasiado suspicaces eran el enemigo a batir. Recuerdo, por ejemplo, el diario El Imparcial, dirigido por el anarquista José Paul y Angulo, quien el Gobierno del General Prim, hizo la vida imposible, hasta que este héroe nacional, fue asesinado cerca del Congreso, camino a su residencia del Palacio de Bellavista, por no se sabe quien……bueno Paul y Angulo a día de hoy todavía es sospechoso.
Pero si decía que la imprenta ha sido el invento que más ha cambiado el mundo, era solo hasta la irrupción de internet en nuestras vidas. Gracias a este revolucionario invento, la información fluye a raudales. Podemos leer varios periódicos al día e informarnos sobre cualquier cosa que tenga cierto interés. Hemos dejado de ser ignorantes parroquianos de lo que nos diga el diario X, para tener la posibilidad de contrastar noticias con cualquier otra fuente y buscar información por nuestra cuenta y riesgo. Eso nos da la libertad verdadera. La libertad de pensar a nuestro santo juicio y poder argumentar nuestras ideas.
Pero no, a veces preferimos seguir siendo borregos en manos de medios de comunicación y políticos.
Ahora es cuando viene, ¿Pero, para que me está contando toda esta retahíla, este hombre?
Lo aclaro. Me entristece, que personas que creía inteligentes, amigos de algunos lugares por los que he tenido la suerte de pasar, se resignen a perder la esperanza de que algo tan espontaneo, natural, lógico y ético, como es el movimiento 15M o Democracia Real, se esté desvirtuando.
Gracias a la información sesgada de determinados medios de comunicación… (Perdón porque aquí tengo que hacer un paréntesis, ya que si no lo cuento, reviento)
La portada de ayer 21 de Junio de 2011  de ´´La Razón´´ decía textualmente…´´Jóvenes Abertxales  y un centenar de miembros de los indignados del 15M, evitan el arresto de una etarra en Bayona´´ Me hubiera pasado el día riendo, pero un exabrupto de esas características no merece ni ser comentado………..
Culpables de este peligro de distorsión del movimiento, como no. Partidos radicales, que lo quieren utilizar para captar votos. No me gusta ver determinadas banderas en una manifestación apolítica. No me gusta acoger, a indeseables que provocan disturbios. No me gusta que la acción se desarrolle en una tienda de campaña desde una plaza. Ese tiempo ya pasó.
Culpables, también somos nosotros, que aún disponiendo de todo un raudal de información, preferimos quedarnos con la que nos quieren vender, ya sea por querer invertir el tiempo en otras cosas o porque somos más felices resolviendo conceptos e ideas rápidamente.
Por favor, para que una acción así obtenga sus frutos deben pasar meses, quizá años. Es algo que surgió de la nada. De ese vacío mental que se acumula ante años de incompetencias políticas, corrupciones con dinero público y falta total de rigor para solucionar los problemas reales que tiene la sociedad. De un vacío que deja el actual sistema electoral. La pésima gestión de la educación. Aspectos de la vida cotidiana que sufrimos a pie de calle, y que deben irse limando a lo largo del tiempo, con las aportaciones de todos.
Yo me quedo con la esencia del movimiento. Con su ética. Con lo pacifico, a pesar de algunos que lo quieren boicotear. Con el respeto con que se está llevando. También me quedo con el carácter apolítico, pues pienso que las ideologías seguidas con vendas son antiguallas utilizadas por gente con problemas de memoria. Pues tanto la izquierda ha fracasado en algún momento de la historia y la derecha, bueno.....ni hablamos. Creo que siempre hay que adaptarse al ritmo de la vida, y la vida no está para teóricos de la ingenuidad.

Me quedo con la idea original, aquella que aún está por llegar.

Emilio Almodóvar


P.D. Se me olvidaba incluir un dicho popular, que viene de perlas…..``mientes más que la gaceta’’

lunes, 13 de junio de 2011

Ufff, vale, hablemos de política

Que pereza, que hastío. Hablar de política me produce una sensación preocupante de impotencia. Sigo pensando, que los políticos actuales viven en su particular burbuja, sin enterarse de nada de lo que les rodea.  O eso, o directamente son unos grandes estúpidos que a base de trabajar la retórica, se han hecho expertos en manipular y engañar al ciudadano de a pie.
La memoria, es algo que deberían mirarse. Poseen una memoria selectiva, que hace a las personas libres, entre los que me incluyo, profetizar el futuro.
Y es que, sin miedo a equivocarme, si lo hago aceptaré mi error, me aventuro a adivinar, el resultado de las próximas elecciones generales.
 Ahora, es cuando me diréis, - ¡Esta claro! Ganará el PP, con diferencia-.
Eso lo sabemos nosotros, los que vivimos, sentimos y sufrimos la vida real.  Porque ni el Presidente del Gobierno, ni  su camarilla, de grandes varones, que por cierto, todos han perdido en las elecciones del 22 de Mayo, se han dado cuenta, de que la sociedad pide un cambio.
 Esta vez, se lo han demostrado en las urnas, pero también, se lo están haciendo ver en las acampadas de las plazas de pueblos y ciudades de toda España. Y aun así, se reúnen y colocan de candidato a un viejo rockero de la política. Como si eso, vaya a funcionar y Alfredo Perez Rubalcaba vaya a remontar las diferencias que le separan del próximo presidente del Gobierno, muy a mí pesar, Mariano Rajoy, que pasará a la historia como Señor Presidente por aburrimiento.
Hagamos memoria, nosotros que somos libres, y vivimos en el mundo real.
Si no recuerdo mal, José María Aznar, presidente del 1996 a 2004, antes de dejar su puesto, tuvo un delirio cósmico, que le hizo presagiar, que el mejor candidato para sustituirle era Mariano Rajoy.
Un Señor que le acompañaba desde los comienzos de la constitución del Partido, cuando dejo de ser Alianza Popular, para convertirse en el Partido Popular, allá por 1990.
Pues bien, como sabemos, fracasó en 2004, puede ser que el atentado de los trenes de Madrid, tuviera algo que ver, no lo niego.
Pero volvió a fracasar en 2008, cuando todos, menos los que viven en su burbuja, intuíamos  que se avecinaba una crisis espectacular, provocada por el exceso de peso que la construcción tenía en nuestra economía. Mientras, PP y PSOE prometían pleno empleo.
Y luego dicen de Nostradamus,  si ya en él 2006, mi primo y yo, dos lumbreras, portentos en economía y catedráticos de ciencias políticas, nótese la ironía, pasábamos por las obras de la zona del corredor del Henares, unas de la provincia de Madrid, otras de la provincia de Guadalajara, y nos preguntábamos cuanto tiempo aguantaría esa situación y el problema que sería recolocar a tanto albañil, sin obras nuevas.
Pero sigamos haciendo memoria.  Y es que volviendo atrás y cambiando de bando, nos encontramos en las elecciones generales del 2000, donde el candidato del PSOE,  Joaquín Almunia, sufrió la mayor derrota electoral de la historia de este partido desde la transición. Curiosamente, este señor, había sido designado a dedo por el anterior Presidente del Gobierno, Felipe González, y pertenecía a su vieja guardia.
No fue hasta 2004, cuando un desconocido José Luis Rodríguez Zapatero, ZP para los amigos, consiguió entusiasmar a los militantes del PSOE, y ganó las primarias del partido, frente a candidatos de más nombre, como José Bono. Sería por su juventud, por el optimismo que desprendía, y que le ha sido contraproducente a la larga. No sé, pero fue la voz de los militantes la que habló, y resultó acertada.
Aún así, esta gente no aprende, siguen en su burbuja. Aislados, siguen apareciendo iluminados que obligan de manera directa o indirecta a personas como Carme Chacón, jóvenes con ideas nuevas y con ganas e ilusión a presentar su candidatura, con el objetivo de imponer su voluntad prepotente, que creen la acertada. Evitando que los militantes se pronuncien libremente.
Mientras tanto, nosotros, los que todo lo vemos, ya sabemos que tendrán que sufrir un descalabro como en el año 2000, para que el PSOE se refunde de verdad y sean valientes. Porque valentía es atreverse con algo nuevo, original, diferente, como proponer por primera vez en España a una candidata para la presidencia. Además una candidata joven, que en sus recuerdos más infantiles, solo existe la democracia, por lo que no está corrompida por las diferentes visiones de la historia.
En fin, que nosotros los adivinos, ya sabemos que el Presidente por Aburrimiento, llegará en 2012. Sabemos que a duras penas aguantará hasta 2016, porque para saber gobernar, hay que saber hacer oposición. Y este hombre no lo ha hecho. Solo se ha mantenido en el puesto, gracias a sus amigos corruptos de Valencia y Castellón.
El próximo Presidente de España, aún teniendo tiempo para preparar un discurso contundente, tras las elecciones del 22 de Mayo, que los adivinos sabíamos que iban a arrasar, él quizás no, salió al balcón de su despacho, soltando una monserga que aburrió hasta a sus súbditos que terminaron gritando ‘’Esto es democracia y no lo de Sol’’ . No sé que entiende esta gente por democracia.
En fin, que por lo que vemos los videntes, es que esto es lo que quieren PP y PSOE, hoy gobiernas tú y mañana yo. Mientras tanto, hacemos nuestro teatro diario en el Congreso, pero de temas que nos perjudiquen a los dos, ni hablamos.
Y por último, sabemos que la verdadera regeneración política, está por llegar. Y llegará cuando los políticos escuchen al pueblo. Un pueblo que exige cambios, en la ley electoral y en los privilegios de los ex políticos. Un pueblo indignado,  que sabe que los jóvenes son el futuro,  para una democracia real, y que tiene muy claro que entre los manifestantes, acampados y simpatizantes del movimiento 15M, hay más de un futuro Presidente del Gobierno.

Entradas populares

Entradas más visitadas esta semana