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martes, 27 de marzo de 2012

Corrupción y políticos alienados

Con la lentitud a la que nos tiene acostumbrados, y las dudas, siempre presentes de encontrarse demasiado politizada, la justicia sigue haciendo su labor.
Cuando hablamos de la crisis tan bestial en la que nos encontramos, solo nos fijamos en los aspectos negativos de la misma, desempleo, falta de oportunidades, créditos que se entregan a los bancos para que fluya y que al final sirven para equilibrar sus balances…etc.
Pero hoy, me apetece centrarme en sacar lo positivo del momento. Un momento donde el descaro, la hipocresía y la falta de ética en la política están a la orden del día, de la mano del PP y PSOE.
Pero como para abordar estos problemas, son necesarias reformas, que los partidos mayoritarios no están dispuestos a llevar a cabo, hablo de la reforma electoral o de legislar sobre el funcionamiento de los partidos políticos, es necesario por lo menos, congratularse por que el Estado de Derecho, haya empezado a colocar a cada chorizo en su lugar.

El caso del velódromo Palma arena, ha abierto la veda, y todo un ex presidente de las Islas Baleares y ex ministro de medio ambiente, ha sido condenado a 6 años de cárcel. Y digo condenado, porque existe una condena, que su abogado podrá recurrir, pero una condena    .  Lo recalco porque haciendo zapping, en alguna cadena televisiva de escasa reputación y mucho sectarismo, un ‘’periodista’’ llamaba a la calma y apelaba a la presunción de inocencia, que tantas veces han evitado cuando no les interesaba, olvidando que la condena es recurrible, pero en definitiva es una condena.
Son 23, las causas que aún quedan por juzgar de este caso, alguna de ellas, con Iñaki Urdangarín, como protagonista del presunto acto más descarado y desvergonzado de robo público. Presunto por decir algo, pues la presunción de inocencia a tan altas esferas, es inaceptable para mí, ya que la responsabilidad que conlleva pertenecer a la Casa Real, es suficiente razón para contar con un expediente de honestidad inmaculado, sin ningún tipo de mancha aunque sea presunta.
 Jaume Matas, se tiene que enfrentar todavía a 18 más, pero respetando, y ahora sí, su presunción de inocencia en esas 18 causas que tiene abiertas, la sentencia de la primera, invita al optimismo, para pensar que va a pagar, esperemos que también en forma monetaria, por la utilización de la función pública en beneficio propio y del periodista que le escribía los discursos. Ya era hora, de acabar con la impunidad de los líderes políticos, que amparándose en la excusa de que ellos solo firmaban lo que sus subordinados le entregaban, siempre salían indemnes. Espero que esta sentencia siente jurisprudencia y sirva para condenar a todo responsable político, tenga el grado que tenga, que utilice el dinero público en su propio beneficio o en el de sus allegados.

Reacciones como la del Presidente de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, retirando el título de embajador honorífico a este señor, lamentablemente son noticia por lo inédito que resulta para la opinión pública. Tristemente, los españoles estamos más acostumbrados a que los políticos reaccionen de otra forma.
Los españoles que no comulgamos con ningún tipo de sectarismo, echamos en falta una condena rotunda de los máximos dirigentes del Partido Popular. Echamos en falta, que Mariano Rajoy, pida perdón, ahora que es Presidente del Gobierno, y rectifique aquellas declaraciones, donde ponía a Matas como ejemplo para gobernar.
Pero eso no es así. Desde la mayor parte del Partido Popular, continúan echando balones fuera y excusándose en que ya hicieron limpia en las Islas Baleares y suspendieron de militancia a los implicados, les falta decir cuando ya estaba todo perdido, en un claro ejemplo de alienación que no solo queda en el ámbito de los populares.
Y es que desde el Partido Socialista, no falta la mención al caso en cualquier intervención pública, incidiendo en lo malo que son y las pocas explicaciones que dan desde la ejecutiva nacional.
Esto estaría muy bien, sí no olvidaran la que tiene este partido liada en Andalucía.

Dejando al margen el caso campeón, donde el que fue ministro de fomento José Antonio Blanco, está acusado de recibir 200.000 euros de comisión, por la concesión de contratos a empresas de su entorno, el tema de los ERE irregulares, las subvenciones entregadas a empresas ficticias y todo el entramado que se está conociendo del gobierno socialista de Andalucía huele suficientemente mal, como para evitar rasgarse las vestiduras y sacar pecho repudiando lo que otros han hecho.
Es un caso tan bochornoso, que aún cuando solo está comenzando a ser investigado, ya hay dos personas en la cárcel.
Las declaraciones del que fuera chofer del director andaluz de empleo, afirmando que con el dinero de las subvenciones concedidas a varias empresas que no existían, se pagaban fiestas, donde abundaba la cocaína, a razón de 25.000 euros al mes, han bastado para conmocionar a la opinión pública y para acabar con estos dos indeseables en la cárcel.
Pero aún está todo en el aire. Es cuestión de tiempo que el caso se vaya destripando y manchando el nombre de políticos que ahora se dan de honestos.
Es lógico pensar, que las subvenciones que concede la consejería de empleo, deban ser estudiadas por la consejería de economía, dando la casualidad que entre los años 2005 y 2008, el consejero de economía, era José Antonio Griñan, actual, y según las encuestas indican que por poco tiempo, Presidente de Andalucía. Habrá que investigar caiga quien caiga.

Pero los pobres alienados socialistas, siguen excusándose con que ellos denunciaron a sus propios compañeros cuando descubrieron el desfalco que habían cometido. Lo que olvidan, es decir, que 1.000 millones de euros, es una cantidad tan elevada que parece increíble que nadie se hubiera dado cuenta antes. Volviendo a la premisa, de que cuando ya está todo perdido, entonces se empieza a actuar.

El caso de Andalucía, recién ha empezado, seguro que en el futuro habrá culpables e inocentes declarados por sentencia, mientras tanto todos son presuntos. Me juego el dedo pequeño de la mano izquierda, que la inmensa mayoría del Partido Popular pedirá explicaciones, responsabilidades políticas, penales, dimisiones y todo lo que se les ocurra, todo muy lícito para quien puede presumir, pero ellos no se pararán a meditar sobre los frentes que su partido tiene abiertos. Que no son pocos.
No hay que olvidar, que el Caso Gürtel, está ahí. Con empresarios corruptos y concejales de medio pelo en prisión. Pero aún falta depurar más responsabilidades. Falta mirar más arriba. Todavía recuerdo esas conversaciones telefónicas entre Ricardo Costa y el Bigotes, que un juez ha declarado nulas, porque según él, Baltasar Garzón no cumplió con su trabajo de forma correcta, pero que a cualquier político de bien deben avergonzar.



martes, 13 de marzo de 2012

Falacias diversas

Demasiado veces alucino viendo los debates del Congreso. Un foro supuestamente serio, donde se tratan los temas que nos afectan a todos, pero con un rigor y una profundidad, que me recuerda más a las charlas alrededor de una caña o una copa de vino, que acontecen en cualquier taberna de barrio, o cadena televisiva de escasa reputación.


Hace tiempo que pienso que el Partido Popular necesita más Gallardones y menos Aguirres, si de verdad aspira a captar el voto de los que pensamos que en el centro versátil, está la estabilidad de un país, más si cabe como España, con ese recorrido histórico del que debemos aprender.
Pero la retórica falaz, utilizada el pasado jueves por el Ministro de Justicia, ha hecho que me replanteé, mis tal vez, equivocados pensamientos, y dude de la capacidad política del exalcalde de Madrid, pues la mezcla de temas tan sensibles en la sociedad, como el aborto, la violencia de género y la desigualdad, no permite el lujo de hacer juegos de palabras de forma inopinada y sin una argumentación profunda.


''El aborto es una forma de violencia estructural, hacia la mujer''.
Esa es la frase que me ha incendiado el ánimo y dedicar un poco de mi tiempo a algo que ya creía superado.
El aborto, es un tema, que para mi forma de ver, esta demasiado influenciado por las distintas falacias políticas-ideológicas y sobredimensionado hasta límites absurdos por la Iglesia.
La decisión de abortar, es seguramente, la más trágica y dura decisión que deba tomar una mujer. Lo sé, por el único caso cercano que conozco. Porque pregunto, ¿Alguien tiene relación cercana, con más de una mujer, que se haya visto obligada a tomar una decisión así?
Estoy seguro, que no. La inmensa mayoría de las mujeres, tienen a sus hijos libremente, sin ningún tipo de presión y ejerciendo su derecho de ser madres. Pero también, al igual que el resto de países civilizados, debemos hablar del derecho de decidir una interrupción voluntaria del embarazo, en los plazos legales y con todas las garantías jurídicas.
Y estas dos posturas legítimas en el siglo XXI, el Sr. Gallardón, tal vez aturdido por la recomendaciones que manda la Iglesia a sus fieles para que puedan votar ''libremente'', las confunde con lo que yo, llamaría violencia estructural hacía la FAMILIA.


El empeño de la Iglesia por recuperar el poder político de antaño es preocupante, sin aceptar el Estado Laico, abandonan sus funciones más encomiables para dedicar esfuerzos a agitar a sus fieles, por medio de convocar manifestaciones con proclamas equivocadas, que se convierten en ingenuas falacias, cuando llega a manos de la política.
Proclamas como la defensa del matrimonio tradicional o el derecho a la vida, que muestra la simplicidad de sus promotores y la poca capacidad de razonamiento de una sociedad demasiado acostumbrada aún, a ser inducida a pensar de forma concreta. Una herencia negativa del Franquismo.
Pero profundizando en la materia, yo no veo peligrar el matrimonio tradicional, porque una minoría decidan formar un matrimonio de miembros del mismo sexo.
Este no es el problema del peligro que corren las familias tradicionales. Al igual, que tampoco otra minoría decida dramáticamente interrumpir un embarazo, dentro del plazo que marca la ley y con un control sanitario, por unos motivos u otros.


Yo formo parte de una familia tradicional. Una familia numerosa y nunca daría mi beneplácito, para que una persona que está cerca de mí abortara. Pero no me gusta imponer, y creo en la madurez de una mujer que se encuentra en este tipo de tesitura.
El verdadero peligro de la familia tradicional, y ya hablo como miembro de una, esta en tres aspectos fundamentales, que resumiré con un caso particular que se puede llevar a la generalidad, pues el protagonista reune las condiciones para declararlo formalmente antifamilia.


Hace dos o tres meses, una persona de esas, que tienes que soportar a diario con la cortesía que debe subyacer de la convivencia, me contó un caso que había visto por televisión, y su forma de pensar al respecto me indignó tanto, que tuve con él, un debate bronco donde le explique que el verdadero peligro de las familias, era gente como él.
Se trataba de una familia, compuesta por el matrimonio y sus cinco hijos, que pedían trabajo urgentemente, porque su situación era tan mala, que habían tenido que pedir ayuda en Caritas y otras organizaciones para poder comer.
Lo que llamaríamos una familia tradicional, con un grave problema puntual. Mi jefe, por entonces, un hombre casado, de alrededor 50 años, sin hijos y militante con alguna pequeña responsabilidad en el Partido Popular, además de seguidor de las recomendaciones de la Iglesia e Intereconomia en materia de política, calificó a esos padres como Irresponsables.
Irresponsables, por formar una familia y tener que mantenerla gracias a los impuesto que él paga, cuando cada año le crujen en la declaración de la renta. Daba las gracias a la Iglesia, que a través de Cáritas ayuda a  esas familias y se preguntaba que sería de esos irresponsables, sin estas organizaciones cristianas.
Como si el monopolio del reparto del banco de alimentos que contempla el Plan Europeo de ayuda para personas necesitadas, fuera de esta organización. Sin quitar el más mínimo mérito por las personas que trabajan desinteresadamente en esta institución benéfica y la encomiable labor que desarrolla la misma, es obvio que hay muchas otras más organizaciones laicas, que podrían cubrir perfectamente el hueco de Cáritas, en caso de que no estuviera.


Pero me desvío del tema, como el Sr. Gallardón, y mezclo cosas que no vienen a cuento. Menos mal que no soy ministro. Cuando lo que quería explicar era los tres temas fundamentales por los que veo que peligra la familia, debido a esa violencia estructural, que el Ministro de Justicia ha achacado al aborto, y que nada tiene que ver.
Tres causas, que el individuo que llamó a unos padres irresponsables por tener hijos, reune alrededor de su carácter simplista y tendente a la falacia barata.


Irresponsables son los políticos como él, que pierden el tiempo en debates inútiles, ya superados, sobre el aborto, relentizando el sendero de la evolución y alejándose del verdadero fomento de la familia.
No se trata de centrar el foco de atención sobre la pequeña minoría que duramente decide abortar, intentando encima criminalizarlas. Se trata de incentivar a las familias con beneficios fiscales, sociales y laborales que de verdad haga atractivo crear una familia y cumplir con el más loable objetivo que un ser humano puede tener en la vida. Aquí, llevamos muchísimos años de retraso.
Legislar sobre una reforma laboral, donde se reduce el permiso de maternidad o paternidad, como la recientemente aprobada por el PP, sí es de irresponsables, pues eso sí que hace peligrar a las familias.


Como irresponsables, son los empresarios que discriminan a la mujer con salarios inferiores al del hombre y una actitud déspota que lleva a replantearse continuamente a sus trabajadoras, sí el tener un hijo, pueda significar la pérdida de su puesto de trabajo.
Pero además de políticos y empresarios sin escrúpulos, la tercera causa, tiene que ver con todos nosotros. Con la sociedad de nuestro siglo. Una sociedad que el consumismo desaforado, ha convertido en la sociedad del egoísmo tolerado.
La poca gana de aceptar la responsabilidad que conlleva tener hijos, da lugar a la falacia más extendida del momento y a un alarmante peligro, no solo de la familia tradicional, sino de la humanidad, tal y como la conocemos.
La argumentación errónea, de no tener hijos, hasta gozar de una buena posición económica, solo esconde la decisión cobarde de vivir a costa de nuestros caprichos. Por supuesto, es una decisión legítima y respetable, pero también un arma de doble filo, pues el final de la vida puede ser extremadamente duro por la soledad en la que puede llegar a recaer estas personas.
En cualquier caso, es una decisión, como otra, respetable, solo hasta que una persona como mi exjefe, falta el respeto, llamando irresponsables a quién sí tiene hijos. Entonces es el momento de actuar como actué y poner las cosas claras a quién reune todas las condiciones para convertirse en un irresponsable con la humanidad.


Por eso, aconsejaría al Sr. Gallardón que sea más comedido en sus conclusiones. Que argumente lo que dice y que esa argumentación parta de lo más profundo del problema.
Le aconsejaría que no vuelva a abrir, temas tan espinosos como el aborto, incitando a debates inútiles. Debates donde la Iglesia se siente fuerte, ya no solo ofreciendo su consejo a sus fieles, sino intentando instaurar sus ideas de forma autoritaria.
Instaría al Ministro de Justicia, a perseguir a los empresarios faltos de moral y a seguir trabajando, en el mucho camino que aún queda en la conciliación familiar y el trabajo.
Y le pediría un plan para fomentar e incentivar a las familia. Unas familias, que aunque gran parte de la sociedad piensa que no podrían mantener, sin apenas reflexionar en el asunto, lo cierto es que es tan solo cuestión de cambio de hábitos, valor y aceptación de la responsabilidad.
Bueno...y bastante paciencia para aguantar a personajes como mi exjefe, que sigue pensando que Hacienda se venga de él, por no tener hijos, cada año en su declaración de la renta, obviando que nosotros, las familias, somos quien a costa de nuestros impuestos diarios, vía IVA por ejemplo, contribuimos en mayor grado al erario público.


Por el derecho de las familias y por el derecho de decisión, más vale que el Gobierno de España, tenga en cuenta la verdadera violencia estructural hacía la mujer y se deje de nimiedades.

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