Indescriptible es el trabajo que me cuesta escribir poesía. No obstante, mi primer despertar después de mucho tiempo en mi tierra, fue mágico. Las campanadas, el afilador, aquella habitación donde dormí mi más tierna infancia. La tinta se impregnaba rauda en ese diario que siempre me acompaña. No sé si será bonito o feo, pero este poema recoge un sentimiento fuerte, que lleva años moldeando mi espíritu. Tal vez, esto que fue solo un espasmo espontáneo, indique el camino de ese amanecer deseado. Ya os contaré, de momento saco a limpio aquellos dos minutos de inspiración desbordada.
El aire temprano entra por mi ventana
entre sueños me grita un campanario
repique de nostalgias
alerta mis sentidos
Despierto de nuevo en las llanuras
bajo el raso manto de Castilla
sobra la paz, la sencillez,
la esencia más pura de la raza humana
Exhalo una sonrisa, otrora habitual
la armónica melodía del afilador,
amontona en mi memoria distraida
aquellos felices recuerdos de niñez
Vuelvo a estar en Los Llanos,
Del Caudillo, para algunos,
de mis abuelos, de mis padres,
de aquellos colonos que con su esfuerzo,
se han ganado pasar una página más
al pequeño libro de nuestra historia.
Tiemblo de emoción,
un nuevo día se abre paso en,
Los Llanos,
Llanos del Colono
Llanos del Colono
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