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domingo, 31 de marzo de 2013

Constitución. Ahora si, ahora no


Como nos tienen acostumbrados, cada vez que se propone un nuevo periodo constituyente, ni PP, ni PSOE se muestran receptivos. Ahora hasta se atreven a tachar de locos a otros partidos políticos que así se manifiestan, representando la voluntad de todos sus votantes. En esta ocasión, como votante ocasional de UPYD, tendré que asumir que soy un loco. Un enemigo de la Constitución del 78. Que así sea.

Cierta ocasión, se me ocurrió estudiar las oposiciones para una plaza de funcionario. Tal vez la desesperación, porque en mi vida me imaginé verme en otra así. Considero que un país donde los funcionarios no paran de quejarse, muchas veces con razón, y los aspirantes por plaza se cuentan por miles, es un país con serios problemas laborales. Que la seguridad en el trabajo solo dependa de aprobar un examen es para mirarlo con temor. Esa diferencia entre salarios, condiciones laborales y expectativas a largo plazo, entre la empresa privada y la pública es intolerable en un lugar que se quiera llamar desarrollado. Parece más propio de cualquier régimen dictatorial. El funcionariado debería ser una opción, pero ni de lejos la más atractiva. Aún así, ni corto ni perezoso, me compré mi ejemplar de la Constitución y empecé a estudiarlo de arriba abajo. Lógicamente, mi carácter impidió que pudiera motivarme en tan ardua tarea. Me aburrí demasiado pronto y ni tan siquiera me presente al examen. Malditas tasas perdidas.

No obstante, como siempre intenté sacar lo positivo de la experiencia. Comprender nuestra Carta Magna. Entender su importancia histórica y todo lo bueno que nos ha traído. Meditar sobre su contenido en el contexto actual y darme cuenta de cómo los partidos políticos se han encargado de degenerarla, hasta ponerla a su servicio. Ni a PP, ni a PSOE, les interesa un cambio profundo, porque esta Constitución la manejan a su antojo, y manejándola a su antojo, tienen asegurada su alternancia en el poder. 
Cuando una Comunidad, quiere promover un referéndum ilegal a todas luces, y absurdo, cateto y surrealista, desde mi punto de vista, ahí está la Constitución para evitarlo. 

La Constitución les mantiene vivo el Senado, un lugar donde ubicar a los favorecidos por sus acciones políticas en los pueblos, y que se ha convertido en una segunda cámara. Nada más. La misión por la que fue creado sigue siendo una quimera, pues allí quien manda es PP y PSOE, y cuando algún senador levanta la voz por su territorio, la disciplina del partido la calla.

Esos partidos que la defienden, como si más allá de ella, solo existiera la incertidumbre, la violencia, el descontrol…..Tranquilos señores, nuestra sociedad es más civilizada de lo que ustedes piensan, lo que pasa es que no la conocen. Agradecemos la estabilidad que ha aportado la Constitución del 78, la reconocemos y nunca la olvidaremos, pero es necesario, desde la calma, el consenso y la voluntad regenerar nuestra democracia, nuestro modelo de Estado y nuestra dignidad como pueblo democrático.
Es necesario, para eliminar completamente la politización del Consejo General del Poder Judicial, esa que tanto les gusta. Para que el derecho a una vivienda digna, sea el deber de los poderes públicos de fomentar la ubicación de personas desahuciadas por bancos nacionalizados, en las viviendas vacías propiedad de esos bancos o de los distintos gobiernos. El FROB solo es un apaño que nos va a salir muy caro, como no cumpla con las expectativas. Para que el derecho al trabajo, sea el deber de los sucesivos Gobiernos de fomentar e incentivar la creación de oportunidades laborales, empresariales o creativas para la sociedad, en vez de perder años, gente con ilusión y credibilidad, intentando controlar un déficit, que sería auto controlable con la creación de riqueza a través del trabajo. Necesitamos una nueva Constitución, para acabar con el poder de los partidos, que sucesivamente y con todo el descaro imaginable, pues lo incluyen en sus propios Estatutos, vulneran el artículo 67 de la Constitución del 78, que prohibe estar ligados a mandato imperativo a los Diputados. Necesitamos más transparencia, más democracia interna de los partidos políticos y más herramientas para que el pueblo pueda participar en la vida política, sin la necesidad de convertirse en políticos, y ser reducidos al anonimato por sus propios partidos, en aras de la lealtad. La lealtad a un partido, debe ser la lealtad a sus votantes, no a sus miembros. 

Una nueva Constitución para un nuevo futuro, no es ninguna locura, y después de tantos años de crisis económica, social y política el futuro en este país nunca será el que imaginamos. 
¿Por qué no nos preparamos ya para recibirlo?



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