Que felicidad para un hombre que seguro, siempre se sintió inocente, por aquello de lo que le acusaban. Aguantó contra viento y marea en su cargo, como buen político de su tiempo. Hasta que la justicia no dictaminara su culpabilidad, él era inocente. ¿Como iba a dimitir entonces? Está es la calidad de nuestros políticos. Esta es su actitud y esta es la democracia que tenemos. Que triste...
Mientras en su partido, ahora suenan los himnos de victoria, este señor sigue en su cargo actual. Incluido en las listas electorales del 2011, y a bien seguro en las próximas. ¿Como si aquí no hubiera pasado nada?
Trataba en mi anterior artículo un tema olvidado. Algo que a los políticos de nuestro tiempo se les pasa siempre por alto. La responsabilidad política.
José Blanco es inocente de tráfico de influencias, pero no lo es de haber mantenido una reunión, siendo ministro de fomento, en una gasolinera, dentro de un coche de alta gama, con un empresario muy interesado en sus favores. ¿Donde queda el decoro? ¿ La imagen que debe dar un ministro? ¿Por qué esa reunión no se efectuó en su despacho, como mandan los cánones, con una cita, un registro de entrada y esas cosas? Si asistes a una reunión de esa índole, en un lugar de esas características, se sabe que no vas a tratar sobre temas limpios. Me pregunto por qué entonces no dimitió como ministro y por qué aún sigue dedicándose a la política. Nuestros políticos deberían entender que son la representación del pueblo. Deberían entender que son las figuras que deben dar ejemplo. Son los responsables para lo bueno y para lo malo. Deberían entender que dimitir, solo significa reconocer que no has sido responsable con el cargo para el que has sido designado. Reconocer que eres capaz de dedicarte a otra cosa, ya que en la política has perdido toda credibilidad. ¿El problema? Que no saben o no quieren dedicarse a otra cosa. Están acomodados a esa forma de vida y tratan a la función política como algo profesional, aunque luego todos digan que es vocacional. Tenemos auténticos profesionales de la política, que lo único que hacen es empobrecer nuestra democracia.
Ahora, el diputado José Blanco, podrá pedir dimisiones a diestro y siniestro, y encima se sentirá con autoridad para hacerlo, porque un juzgado le ha dado la razón. Pero esa reunión en esa gasolinera, seguirá retumbando en las conciencias de quien creemos que una sociedad tan madura, responsable y tolerante como la española, no merece la ínfima calidad que muestran sus políticos.
¿Para cuando habrá dimisiones en Andalucía por el caso de los ERES? Un centenar de imputados, en lo que se puede convertir en el mayor desfalco público de nuestra historia reciente, y el Gobierno andaluz, sin asumir responsabilidades. Además se atreven a vendernos una regeneración, a través de primarias, que solo han resultado una tapadera para colocarnos más de lo mismo.
Del Gobierno de España, mejor ni hablo, que ya lo dije todo ayer (ver http://desdelasllanuras.blogspot.com.es/2013/07/sr-rajoy-no-insista-mas.html?spref=fb)
Nuestra sociedad necesita políticos íntegros y honestos. Casos como el del exministro de trabajo Manuel Pimentel, parecen más propios de la ciencia ficción, cuando deberían ser la tónica general. Un señor, que aceptó su responsabilidad política, al mantener en su equipo al esposo de una empresaria que se beneficio de millonarias subvenciones del INEM. Un señor que dimitió, cuando su jefe Aznar, nos metió en una guerra innecesaria. Un señor, al fin y al cabo que se tomó la política como algo pasajero y que ahora triunfa en el mundo empresarial, en el mundo editorial, como escritor y sobre todo gracias a sus proyectos de arqueología que están generando unos hallazgos impresionantes. Políticos de esa índole son los que necesitamos. Gente que más allá de acertar o equivocarse en su tarea política, sean consecuentes con la responsabilidad que adquieren.
RESPONSABILIDAD POLÍTICA, por favor.
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