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martes, 16 de julio de 2013

Sr. Rajoy, no insista más


Empecinado Mariano, déjelo usted ya. Dimita por caridad humana. Dimita si aún le queda algo de vergüenza. Su tozudez por llegar a las más altas instancias de la política ha llegado demasiado lejos. Una ambición legítima, como no, pero que no ha hecho más que traerle sinsabores. Sr. Rajoy, no insista más, usted estaba destinado a otras cosas, y cuanto antes reconozca su fracaso, mejor para todos, incluido usted mismo.


Entiendo que solo soy un humilde ciudadano, de esos que usted considera subnormales, un borrego más de su rebaño (sé que usted es el pastor o Dios encarnado que piensa que puede mantener el poder divino que le otorgaron las urnas en forma de mayoría absoluta), un pusilánime sin fuerzas para cerrar la boca, abierta desde el minuto uno de su mandato, con aquellas promesas incumplidas, aquellos mandamientos que recitó en su programa electoral. Entiendo todo eso, el problema es que dispongo de buena memoria y mejor criterio, aunque abuela todavía tengo, por suerte.

Dimita de una vez. No hace falta que convoque elecciones ¿Para qué? Si  piensa que con la mayoría absoluta que obtuvieron sus listas electorales, no usted, es suficiente para mantener en el Gobierno a su partido, que así sea. Es tal la desazón de nuestra sociedad, que hasta las flagrantes mentiras de su programa electoral se quedan en "agua de borrajas" ante tanta ignominia.

Haga el favor de no hablarme de los males del vecino, no me hable de que la justicia dictará sentencia y por favor no me cuente más mentiras.
No me hable de otros partidos, sea valiente y dé una lección ejemplar. Dimita y conviértase en el espejo a seguir por los políticos honrados (doy por hecho que lo es, hasta que la justicia diga lo contrario, aunque si le soy sincero tengo muchas dudas). No me hable de la justicia, yo no sé como funciona, solo sé que sigue unos plazos inalcanzables para el sentir de un pueblo castigado por la mayor crisis institucional, económica, financiera, política y de valores que se recuerda en esto que llamamos democracia moderna en España. Tenga un detalle de honradez con su país y dimita. Da igual que los otros tengan el barro hasta más arriba del cuello, que es a donde le llega a usted. Da igual que la justicia lo declare inocente o culpable. Haga un ejercicio de responsabilidad política, (eso que en este país brilla por su ausencia) e indique el camino a seguir a sus compañeros indecisos.

Responsabilidad política, solo hace falta eso, para que la sociedad española pueda respirar un poco más tranquila. Me es indiferente, si usted cobró sobresueldos o no, eso ya lo juzgará la justicia que para eso está. Pero usted es el responsable de colocar como gerente de su partido a un corrupto. Usted y solo usted fue el responsable político de ese error. Asúmalo. Usted, como máximo dirigente de su partido, debería ser el responsable de que este funcionará correctamente y sus cuentas estuvieran al margen de toda duda. Si hasta el momento, su ex tesorero le ha birlado a su partido mas de 40 millones de euros, como ya está demostrado, dimita por incompetente al no haberse dado cuenta de ello, o por cómplice del expolio si es que estaba al corriente, yo no seré quien lo juzgue, para eso ya está el juez, pero dimita por la razón que más se ajuste a su verdad. Dimita por defender públicamente contra viento y marea a un delincuente, mientras  le dejó su honor, y apoyarlo vía SMS hasta el último momento. Tome como ejemplo a su compañero Manuel Pimentel, que con coraje asumió la responsabilidad política de confiar en un ladrón.
Sr. Rajoy, no insista más y abandone está lucha en la que pocas veces ganó algo.

En 2004 perdió ante un desconocido de la política nacional. A todos nos puede pasar. En 2008 volvió a perder contra el presidente más nefasto que ha podido gobernar este país, aquel que negó una crisis que se nos estaba colando hasta el tuétano y que se dedicó a dilapidar el dinero fácil que habíamos conseguido gracias a la construcción, sin pensar en un mañana cercano. Perdió además haciendo el ridículo más bochornoso que se recuerda, después lógicamente de la explicación de su secretaría general y Presidenta de mi Comunidad Autónoma (qué bien se podría dedicar a una sola cosa para mejorar la calidad de las prestaciones recibidas) de lo que significa una indemnización en diferido. Recuerda aquello de "la niña de Rajoy".
Su liderazgo en el partido siempre ha estado cuestionado, sujetado con pinzas frágiles que se colocaban en supuestos congresos democráticos que más bien parecían cónclaves, aunque es verdad que en todos los partidos de este país, lo de la democracia interna de la Constitución se lo pasan por ahí.

No hace tanto tiempo, que ganó usted unas elecciones, aplastando a un partido ya de por sí por los suelos. Una victoria pírrica que no ha hecho más que traerle disgustos, o por lo menos eso espero. Me explico.
No creo que tuviera usted planeado incumplir todos los puntos de su programa electoral o que los oscuros manejos del dinero antiguo de su partido salieran tan pronto a la palestra. Aunque en realidad me da igual, tanto si lo tenía planeado, como si han sido cosas del destino o acciones provocadas por terceras personas, usted tiene una responsabilidad política. Dimita ya, no haga más daño al país, ocupando portadas de todos los periódicos internacionales escandalizados por las sospechas hacia su persona y no haga más daño a su partido. Piense en esa mayoría honesta de personas, que componen el Partido Popular y no les haga perder el tiempo entre decantarse por defender a su presidente, en sus barrios, en sus pueblos, a cambio de que tarde o temprano se demuestre que también es responsable de algún delito (que puede ocurrir) o permanecer callados por esa sombra que rodea a todo el caso. Las bases de su partido y todas las personas honestas que lo componen, necesitan y el resto de españoles necesitamos, que trabajen por España, no para limpiar la figura de su presidente. Deje paso a esas personas, que seguro están incluidas en las listas electorales que votamos los españoles, para que exclusivamente se ocupen de reformar todo aquello que ya ha puesto en marcha su gobierno. Ya, hasta confío en que usted tenga razón y sean necesarios tantos sacrificios, pero sacrifique usted algo también. Retírese, busque la tranquilidad y prepare su defensa, si es que tiene que defenderse de algo. Si no es así, váyase tranquilo, la historia siempre es justa y pondrá a cada persona en su lugar, pero dimita ya, por responsabilidad política e higiene democrática, que la sociedad española no está para esos juegos. Ya está bien de encubrir a mafiosos, de mentir, de boicotear entrevistas para leer las respuestas ya preparadas con anterioridad. Ya está bien Sr. Rajoy, déjelo ya.

Desde que llegó al poder pensé que usted sería el presidente del Gobierno más efímero del periodo constitucional, por el simple motivo de que yo también pensaba que para arreglar la enquistada situación en la que se encuentra nuestro país, hacían falta medidas muy impopulares que no aguantaría una segunda legislatura. Política de valientes. Pero cada vez tengo más claro, que lo será por su torpeza política, por su mediocridad ante el escenario que no tenía previsto, por sus silencios... Política de cobardes.

En su mano está, acabar como un caballero o aguantar hasta que sea otro quien le retire. Un juez, una masa ciudadana, un bloque de partidos opositores, un grupo de compañeros con las manos limpias de su partido, ¿Quién sabe? Lo que está claro, es que usted no puede continuar al mando, independientemente por causas judiciales o no, por simple responsabilidad política. No insista más. Háganos un favor y hágase un favor.

Sin rencor.


Emilio Almodóvar


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