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lunes, 18 de noviembre de 2013

La cárcel de mi pueblo

Siempre fui el que rompió los mensajes encadenados. Confieso que lo hacía con gusto. A veces me sentía como el héroe, que con solo guiñar un ojo, puede salvar a la humanidad. Pensaba que esas informaciones, compartidas por el amigo de un amigo de nuestro amigo, además de proceder de una fuente de dudosa credibilidad, intentan idiotizar a nuestra cómoda sociedad. 

En un mundo donde toda la información tan sesgada, tergiversada, adulterada, exagerada, malintencionada y banalizada como siempre, la podemos encontrar a un solo golpe de ratón, y repito, toda;  la buena y la mala; la noticia y la simple opinión, lo más cómodo es ver un telediario y creerse todo lo que nos cuentan, leer un periódico en su edición impresa o digital y creerse todo lo que nos cuentan o más fácil todavía, reenviar una noticia impactante que nos llega a nuestra dispositivo de última generación, sin tan siquiera molestarnos a reflexionar sobre ella. 

En mi ardua tarea de ser un héroe que no envía a sus contactos supuestas noticias, con más tintes de leyenda urbana que otra cosa, he conseguido tan solo a veces, que a mis amigos no les llegue idioteces como la leche caducada que nos venden en los supermercados, la mujer que sufrió una explosión en sus glándulas mamarias recién implantadas o la extraña vida personal de los ciudadanos chinos y las costumbres culinarias que nos quieren inculcar. Nunca quise participar del lado oscuro de las nuevas tecnologías, y hasta hoy creí que lo iba a conseguir. Ahora cuando son las 20:14 del día 18 de noviembre de 2013, mi labor de héroe que lucha contra toda idiotez camuflada en la red, se tambalea.

Mi pueblo como todos, tiene muchas cosas de las que presumir y una instalación que aunque no sea motivo de orgullo por su destino final, sí lo es por lo que representa. Herrera de la Mancha, siempre ha sido un referente de cárcel de máxima seguridad en España. Esta instalación da trabajo directo o indirecto a muchos de mis paisanos. Se ha convertido en un centro con los mejores avances tecnológicos en seguridad y en ella cumplen condena gran parte de los terroristas más sanguinarios de ETA, así como los delincuentes, violadores o asesinos más famosos de este país. Santiago del Valle o Miguel Carcaño son parte de esta repugnante lista. Que mejor, que una cárcel de máxima seguridad, en mitad del inmenso páramo manchego, para tales individuos.

Una cárcel de este tipo, cerca de tu residencia obviamente trae unas consecuencias inevitables. Los rumores de huidas de prisión, por parte de reclusos peligrosos, siempre han estado presentes en nuestras vidas. Algunos casos han sido veraces, pero la gran mayoría no han pasado de simples leyendas urbanas, que han alimentado el imaginario popular, sin llegar a ser un problema demasiado importante. Ahora es diferente.
Conste de antemano, que como demócrata y ciudadano que desea seguir viviendo en un mejorable Estado de Derecho, acato la decisión del Tribunal Europeo de  Derechos Humanos, respecto a la doctrina Parot, y solo puedo lamentar lo que nos cuenta la historia. Que en la época más sanguinaria de la banda terrorista ETA, los asesinos capturados por las fuerzas de seguridad, eran juzgados por una ley muy laxa para ellos, que solo les obligaba a cumplir como máximo 30 años de condena. Un error que se intentó enmendar por parte de los legisladores con una doctrina que aunque tarde sirvió y sirve para mucho. El problema es que los Derechos Humanos, aunque nos pese, son para todo el mundo, y en este caso, los derechos de los asesinos se han impuesto al de las víctimas, por la aplicación con carácter retroactivo de esta ley. Solo espero de los poderes legislativo y judicial, que aprendan la lección y esta absurda y dramática situación no se vuelva a repetir nunca jamás. Las víctimas no lo merecen.

Pero volviendo a la cárcel de mi pueblo y dado el nulo éxito de las políticas penitenciarias de reinserción, un concepto utópico en nuestro país, entiendo la alarma generada en la zona. La salida de prisión cumpliendo la sentencia del Tribunal de Estrasburgo, de varios etarras de la cárcel, así como de Pablo García Ribado, el conocido violador del portal, me ha llevado a reflexionar como puede ser la vida de estas personas, que durante tantos años no han pisado la calle, en sus lugares de orígenes. Tal vez, los tres terroristas puedan hacer vida nueva en algún pueblo remoto del Gorrieri vasco o cualquier otra recóndita aldea del País Vasco francés, pero este violador que cuenta en su haber con más de 70 violaciones, no logró imaginármelo paseando por Madrid sin sentir hostilidad entre la gente que lo ha conocido. Entonces ¿Por qué no quedarse en un lugar donde nadie le conoce fuera de la cárcel? 

Es por eso, que desde hace dos días por medio de Whatsapp o Facebook recibo de parte de mis familiares y amigos que residen en la provincia de Ciudad Real un recurrente mensaje de alerta, que aunque toma el cariz de leyenda popular, no hace más que replantearme continuamente mi política de lucha contra la idiotez general. ¿Y si son ciertos esos mensajes de alerta? ¿Y si ese asqueroso violador con informes desfavorables de inserción, está cerca de mis familiares y amigas o de sus hijas?
Son las 20:35 y aún no sé si seré cómplice de este mensaje encadenado, pero de momento solo se me ocurre dejar la foto que no hace más que dar vueltas en mis dispositivos digitales y en mi cabeza.


Hoy maldigo la cárcel de mi pueblo,  a los responsables del error en España y a los jueces europeos que no han puesto un poco de sentido común a la sentencia.

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