Un joven de color, esperaba hace unos días su turno. Paciente, mientras tiritaba de frío Sus dientes castañeaban al
son de una triste melodía. Acababa de llegar a la ciudad, con la esperanza de
encontrar trabajo en la recolección de aceituna, pero debido al frío con el
que se quiere despedir noviembre, nada ambicionaba más en aquel momento, que
algo de abrigo. Ocurrió en una parroquia marteña mientras el personal
voluntario de Cáritas repartía los vales mensuales de comida, y a pesar de no
contar en aquellos momentos con lo que aquél inmigrante necesitaba, esas
personas que acudían para ser ayudadas, se movilizaron y quince minutos más
tarde, el joven de color tenía un abrigo cubriendo su cuerpo y un reconfortante
caldo de pollo en sus manos.
A pesar de que uno de cada tres habitantes se encuentra
en pobreza severa o riesgo de exclusión social, España ocupa el primer puesto
del ranking mundial en ayudas de entidades privadas que se han enviado a
Filipinas, por la reciente catástrofe que ha ocasionado el tifón Haiyan en ese
país, además de las públicas y todo el capital humano que se ha desplazado
hasta allí. Solo es un ejemplo y eso es digno de elogiar a nuestra sociedad y
particularmente agradecer efusivamente a esas personas que lo han hecho posible.
Pero hablando más de solidaridad de andar por
casa, no podemos olvidar a esas grandes empresas españolas, tantas veces
maltratadas por eso de la generalización, que colaboran habitualmente con el
banco de alimentos o que a través de sus fundaciones participan en acciones
sociales que facilitan la vida a esos colectivos que por su edad o condición
social más lo necesitan. Lástima que aquella utopía financiera española de las
Cajas de Ahorro, haya acabado tan mal, por culpa de esos políticos que las han
dirigido de forma aberrante. Pero al margen de ese fracaso, acciones como la
donación de Inditex hace unos meses, de 20 millones de euros a Cáritas son
ejemplos del ADN solidario de nuestros buenos empresarios. Que los hay, aunque
la demagogia tan típica también en España, nos diga que lo hacen para desgravar
o para limpiar su imagen por las condiciones de trabajo que sufren sus
empleados en otros países, que dicho sea
de paso, solo es problema de los legisladores que consienten eso. Lo que
importa es el gesto, en este caso de la empresa de Amancio Ortega, que con su
donación ha permitido a Cáritas llegar a más personas necesitadas y de una
forma más variada. Y parte de esa donación también ha llegado a Martos. Me
consta. Por eso, es necesario agradecer a todas esas empresas, que además de
tener como objetivo ganar dinero, intenten contribuir y cooperar en las
necesidades de la sociedad.
Un dato curioso. En los primeros diez puestos de
la lista de las personas más ricas del mundo, se encuentran Bill Gates y
Amancio Ortega. Mientras que el americano dona para la investigación y fabricación de preservativos
de fibra de grafeno (seguro con intenciones comerciales), el español realiza la
mayor donación jamás realizada a Cáritas. Cuestión de prioridades. Muchas
gracias Don Amancio.
De verdad pienso que gracias a todas esas
personas, la paz social en este país aún se puede prolongar, porque con los datos
que conocemos de desempleo, salarios, recortes...etc., alguna explicación debe
haber para que España siga siendo un lugar tranquilo, donde a pesar de la
desesperación que se manifiesta todos los días en demasiados casos
particulares, la situación general es de una tensa calma, a la que estos héroes
y heroínas contribuyen de manera muy directa, gracias a esas necesidades
básicas que ayudan a cubrir.
Mientras nuestros políticos nos dan ejemplos, como rescatar bancos, repartir sobres con
dinero negro, y forrarse con procedimientos de dudosa legalidad y escasa ética.
Mientras nuestros políticos, nos dan ejemplos tan bochornosos, como atracar
supermercados y ocupar propiedades privadas apelando a un supuesto derecho no
escrito. Mientras nuestros políticos nos dan esos ejemplos y más que me dejo en
el tintero, nuestra sociedad se organiza, se ayuda y se rescata a sí misma.
Gracias
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