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viernes, 21 de octubre de 2011

Crónica de esa muerte deseada.

Hoy 20 de octubre de 2011, será uno de esos días imborrables, que dentro de cincuenta años, veremos en cualquier libro de historia.

¿Quién le iba a decir a Muhamar el Gadafi, que la llamada primavera árabe iba a llegar a su cortijo particular, Libia, de la forma más virulenta posible?

Ese movimiento que desde principios de 2011, se expande por aquellos países árabes, donde reina el despotismo, ya ha derrocado al mandatario tunecino, Ben Alí, y al egipcio Mubarack, en revoluciones más o menos pacíficas, donde el pueblo apoyado por el ejercito, ha conseguido que la situación empiece a cambiar.
En Marruecos, el rey Mohamed VI se ha visto obligado a anunciar una reforma profunda de la Constitución, tras el denominado Movimiento del 20 de febrero y conociendo los derrocamientos de Túnez y Egipto, que parece ha calmado la situación.
Omán, Jordania, Argelia (19 años declarado el estado de excepción) Bareín, Kuwait son algunos países que viendo en peligro su gobierno han cedido a las presiones internacionales y han escuchado la voz del pueblo. Cambios de Gobierno, fin de estados de excepción, liberación de presos políticos y el sorprendente caso de Bareín, donde el rey Hamad donará casi 3.000 € a cada familia.
Mauritania, Arabia Saudí, Libano, Yibuti o Somalia son países donde las protestas han sido menores o donde el miedo a la represión es más fuerte. Por lo qué las respectivas tiranías han incrementado su poder o como en el caso de Somalia, nos encontramos a un país totalmente desquebrajado, donde el Gobierno no puede hacer frente a todos los clanes que a través de la piratería y el contrabando están convirtiendo el país en uno de los lugares más peligrosos de la Tierra, agravada la situación con la hambruna que se ceba con la población.
Sudán, es otro caso particular. Con algunas protestas menores y el apoyo de la comunidad internacional, ha nacido un nuevo país. Sudán del Sur, se desvincula con sus vecinos del norte a principios de julio.

Y es que, este 2011 esta dando para mucho en el mundo árabe. Yemen, al borde de la guerra civil, con su Presidente Saleh a la cabeza, que tras ser herido en un atentado a conseguido firmar una tregua tensa, que puede estallar en cualquier momento.
En Siria, se puede hablar ya de guerra civil. Partidarios de Bashar Al- Assad y de la oposición no contenta con las reformas llevadas a cabo en este año, se encuentra en un conflicto armado, que poco a poco está llamando la atención de la OTAN. ¿Será el próximo país donde intervenga?
Todo apunta a que sí, aunque Siria es caso aparte. Su historia y relaciones internacionales pueden complicarlo mucho. Pero hoy parece más factible, ha caído Gadafi.

Ese excéntrico personaje, necesario para el abastecimiento de petróleo en medio mundo, se había convertido en un visitante incomodo allí donde iba. Siempre con su jaima a cuestas, pareciendo un ser humilde, aunque luego solo la utilizaba para recepciones. Dormir, se duerme mejor en la suite del mejor hotel donde vaya uno.
Y sus 200 guardias amazónicas. Vírgenes o no, cada cual piense lo que quiera. Mujeres militares, que ya le salvaron la vida en Atenas, al ponerse una de ellas en la trayectoria de los disparos de un atentado frustrado y que ocasionaron un incidente surrealista en pleno siglo XXI, al presentarse en Nigeria armadas hasta los ojos. Lógicamente, las autoridades nigerianas, negaron el acceso al país a Gadafi y su séquito, mientras no dejaran las armas.
Aunque los mayores despropósitos los hizo en su país. Gobernaba Libia con mano de hierro desde los 27 años. Cuando se puso al mando de la Junta Militar, para derrocar al rey Idris en la revolución del 1 de septiembre. Tras un breve período en el hospital, donde le dio tiempo para conocer a una enfermera y convertirla en su segunda mujer, volvió en diciembre para comenzar una purga política y militar, tanto de opositores potenciales, como factuables.


En 1970 exigió y obtuvo que se retiraran las bases extranjeras y se nacionalizaron algunas empresas petroleras. Prohibió el consumo de alcohol a cualquier persona dentro de territorio libio y decidió aumentar decididamente la igualdad de la mujer en la sociedad, desafiando al Islam tradicional.
Todo un personaje, que hoy ha visto el final que deseaba desde que comenzó la guerra en Libia. Mientras escapaba de Sirte en un convoy, con uno de sus hijos que aún quedaban vivos y no exiliados, han sido atacados por la OTAN. La organización ya ha declarado su autoría, aunque añade que solo han atacado a un convoy militar, y que no sabían que en él, iba el dictador.
Por desgracia para Gadafi, los rebeldes han interceptado el convoy, justo después del ataque, cuando aún estaba vivo. Mientras su hijo desaparecía, parece que el dictador intento huir y se escondió en una tubería de desagüe, pero los que él había llamado ratas, lo encontraron y nadie sabrá sus últimos minutos, pues ahora entrarán en juego las múltiples especulaciones y cuentos del quien dice haberlo visto, más o menos creíbles
Las imágenes muestran a un Gadafi desorientado, herido y convencido que sus últimos minutos en vida, iban a ser muy duros. Incluso parece pedir clemencia.
Las siguientes imagenes ya muestran al dictador muerto, con heridas de bala y evidentes síntomas de linchamiento popular. .

Puede ser un final tranquilizador para la humanidad, pero el peor de los castigos para un hombre cruel, no será nunca la muerte. Mientras muchos celebran su muerte, algunos preferimos que esta gente se pudra en la cárcel más cutre que exista. Ese final, es el que se hubiera merecido Gadafi, el mismo que le espera a Mubarak o Ben Ali, se supera el coma en el que cayó, tras un derrame cerebral, unos meses después de su huida.

2011, será el año de la operación militar que acabó con Bin Laden en una vivienda de Pakistan. Esa misión que Barack Obama pudo seguir en directo, cómodamente desde Washington, rodeado de su equipo de gobierno. Una operación a la altura de cualquier gran producción cinematográfica, que al final solo acabó con la vida de otro ser odiado por el mundo, mientras los problemas en Afganistán no mejoran.
Bin Laden mereció otro final. Quizá darle un sentido a Guantánamo, que desde 2001 está en tela de juicio. Pero acabar o por lo menos eso nos han hecho creer, en el cualquier parte del mar, con un disparo en la cabeza, no es el final que se merece el mayor terrorista de la historia.
2011, siempre será recordado por todas estas revueltas en el mundo árabe, que con más o menos violencia, están haciendo despertar a una sociedad dormida, tras décadas de esclavitud política y social.
Habrá que seguir los acontecimientos porque esto sigue en marcha. Pero la tranquilidad que se respira en Egipto, la normalización que poco a poco se instaura en Tunez, con las primeras elecciones democráticas en breve, son signos positivos.
Como es positivo, que a un ser tan odiado como Gadafi, sus asesinos y enemigos hayan acordado, celebrar un entierro musulmán, con cierta dignidad, y depositar su cuerpo en el mar al estilo Bin Laden, para evitar peregrinaciones a su tumba, y un lugar para encender el revanchismo. Los primeros movimientos tras la muerte del dictador parecen tranquilizadores. Pero también lo fueron aquellos primeros instantes que a partir del 30 de diciembre de 2006, con Sadam Husein muerto por ahorcamiento, se empezaron a desencadenar en Irak. Y por desgracia, la situación allí sigue estancada.

En Libia, ahora empieza la fase crucial. Donde se verá si son capaces de construir un país democrático, o se vuelven a enzarzar en luchas para conseguir el poder. Es el momento de ver la capacidad de negociación política y redactar una constitución que cuente con todos y el apoyo de todos, desde el clan más numeroso, al menos.

Mientras tanto seguiremos observando los movimientos de los países árabes, sobre todo Siria, que parece que es el punto más caliente en estos momentos.




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