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lunes, 31 de octubre de 2011

Culto a la muerte.

Hace tiempo que me intereso por las coincidencias que presentan, determinadas fiestas religiosas, a lo largo y ancho del planeta. La gran mayoría, se celebran los mismos días, y aunque con razones distintas, de todas subyace el mismo sentimiento.
No es ningún secreto. La Biblia, o mejor dicho, el Antiguo Testamento, es una adaptación de textos arcaicos, quizá de la primera civilización de la que se disponen escritos. Mesopotamia.
Sin posibilidad de explicar, a través de la ciencia, hechos insólitos, en la mentalidad de aquellos seres humanos, hacía falta una forma de relatar, hechos que trascendían de lo humano, casi a lo divino.
Es esa misma mitología de los pueblos mesopotámicos, la que empapa cualquiera de las tres grandes religiones monoteístas, del que podríamos llamar occidente.
Así, mitos como el Diluvio Universal, El Paraíso Terrenal, La Torre de Babel, El Éxodo y muchos más, son pieza fundamental para entender estas religiones y dotar de un halo de realidad, estas historias. Historias que nos unen, donde compartimos festividades, tradiciones y costumbres, incluso personajes calificados como profetas, pero que los fundamentalismos y la radicalidad de la Edad Media, terminaron por separar nuestros destinos y adaptarlo todo a cada realidad. Lamentablemente, aún hoy, ese distanciamiento existe y parece probable que siempre será así.
Mentalidad difícil, la de la raza humana, incapaz de analizar la historia fríamente y admitir, que nos hemos equivocado todos.

Es por eso que, me llamó la atención, la primera vez que leí e investigue sobre el Día de Todos los Santos. Es una festividad, diferente. No tiene similitud, con el Islam, ni con el Judaísmo, y aunque las tres religiones y sus derivadas, observan la muerte y el paso a la eternidad, bajo el mismo prisma, con algunos matices, sobre todo en la tradición, solo el cristianismo, conmemora a todos los difuntos en el mismo día, en noviembre para los Católicos y otras vertientes y el siguiente domingo, después de Pentecostés, para los Ortodoxos.
No obstante, el fondo histórico de esta celebración, tiene su origen en Pentecostés.

Quizá, mi escasa formación teológica, me impide profundizar en este término, para explicar que significa el final del tiempo pascual y el día de Pentecostés. Pero esta fiesta, coincide en la liturgia judía, con la Shavuot, la fiesta de las semanas.
Paradójicamente ambas se celebran 50 días después de la Pascua.
Y paradójicamente, la Resurrección de Jesús, para los cristianos, coincide con la aparición de Dios y la entrega de los mandamientos en el monte Sinaí, que celebran los judíos en la misma fecha.

Tras las persecuciones de los primeros cristianos, por parte de algunos emperadores romanos, se hacía inútil, adjudicar un día concreto para los nuevos mártires. Es por eso, que se fijó el día de Pentecostés, como el día de honrar a los difuntos.
Actualmente, la iglesia ortodoxa, sigue con esa tradición, pero, ya en el siglo IX, el papa Gregorio IV, estableció el día de Todos los Santos, el 1 de noviembre. ¿Por qué?
Tras el cisma del cristianismo, la iglesia ortodoxa, mucho más hermética siguió con sus antiguas tradiciones. Pero el nuevo catolicismo, se extendió por Europa, recibiendo influencias de pueblos con otras culturas, que obligaban a adaptarse a sus tradiciones, para ser bien recibidos y poder evangelizarlos. Eran pueblos, observadores de la naturaleza, donde el calendario lo marcaban los astros y el paso del tiempo.

Así, por ejemplo, en las antiguas culturas célticas de Britania y de Irlanda, la noche del 31 de octubre se celebraba el año nuevo, o tránsito del verano al invierno, con el festival de Samhain, uno de los cuatro que marcaban el cambio de estación y en que las brujas celebraban sus rituales (como también lo hacían las vísperas del 1 de mayo, del 2 de agosto y del 2 de febrero, es decir, siempre 40 días después de los equinoccios y solsticios).
Algunos autores, señalan esos 40 días, como el tiempo que debe transcurrir, para que cada estación haga acto de presencia de forma definitiva. Es decir, un compas de espera, para que los últimos coletazos del verano, pasen y llegue el definitivo otoño. De ahí, viene la palabra cuarentena.

Los sajones que en siglo V d.C. ocuparon los territorios célticos recogieron la tradición del Samhain, que posteriormente transformaron en el cristianizado All Hallow Even (o "víspera de todo lo sagrado"), antecedente terminológico y simbólico del actual Halloween, celebrado con mascaradas en las Islas Británicas e introducido con gran éxito en los Estados Unidos de América por los emigrantes irlandeses.

Pero lo que más me asombra de esta fecha, es la similitud con el Día de Muertos, que se celebra en México y otros lugares de Centroamérica, desde tiempos inmemoriales. En cualquier caso, precolombinos. Conocida son las grandes aportaciones a la ciencia y la astrología de aztecas, mayas y otras civilizaciones procedentes del continente americano, como conocidas son sus tradiciones en las que estaba muy presente el culto a la muerte, a través de sacrificios.
Esta festividad, celebrada el 2 de Noviembre, un solo día después de la festividad católica, está declarada Patrimonio de la Humanidad, por la Unesco y bien podría considerarse, como otra prueba más, para afirmar que el contacto entre indígenas americanos y pueblos europeos, Vikingos o Sajones, tal vez, existió. Y no de forma esporádica, sino con la suficiente consistencia para transmitir este tipo de tradiciones.

Dejando atrás cualquier matiz religioso, resulta qué, diferentes culturas y pueblos, separados a miles de kilómetros de distancia, celebran aproximadamente en las mismas fechas un culto a la muerte, por lo que se me ocurre una moraleja.
Hace 1500 años, la vida, igual que hoy, se regía por el clima. La madre naturaleza marcaba el curso de las personas.
Hace 1500 años, las primaveras eran símbolo de fertilidad. Los campos florecían, nacían los frutos. Los animales salían de sus escondites. La vida comenzaba.
Los veranos, significaban alegría. Se recogían las cosechas y se almacenaban víveres.
En cambio, el inicio del otoño era el final de la vida. Los animales desaparecían y las plantas marchitaban.

Es obvio pensar, que estas tradiciones germinan en lo pagano. Dando sentido a la muerte, como un tránsito para la esperada primavera. La naturaleza y el cosmos, siempre ordenando la nuestra vida.

Sea cual sea, el significado del día de Todos los Santos, es una festividad tan arraigada en tantas partes del mundo que merece la pena cumplir la tradición.
Me despido terminándome estos buñuelos, rellenos de nata, que han inspirado esta humilde opinión y deseando a todo lector.......FELIZ ALL HALLOW EVEN



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