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martes, 8 de enero de 2013

Desde las llanuras



A mediados de diciembre, recordaba el año que ha pasado, con una mezcla de odio y rabia. Un año tan nefasto, como para hacer un esfuerzo sobrenatural y borrarlo para siempre de mi mente. Sabía que iba a ser una tarea imposible, nuestra mente, siempre tan caprichosa e independiente, juega con nosotros a su antojo. No le importa lo que sientas, solo te graba a fuego aquellos acontecimientos que quieres olvidar, para que no se te olvide nunca, lo sufrido.
Un pequeño sueño cumplido. Una sonrisa. Una mirada al futuro con optimismo y todo en mi vida se revolucionó.

Aún hoy me parece increíble tanto gozo. Desde que se cumplió ese pequeño sueño, las buenas noticias, no han dejado de sucederse. A veces tengo miedo que todo acabe. El 2012 ha sido muy duro. Pero solo son instantes de incertidumbre, cuando miro alrededor solo veo felicidad, esperanza e ilusión.
Tanto cambio, me ha distraído bastante de mi lucha diaria. Pero aquí estoy otra vez, con las pilas cargadas y más ganas que nunca, de ser quien soy y de que las llanuras de mi inspiración me sigan llevando al destino que busco.
Las navidades han sido aquella época de antaño. Donde la familia y los amigos en la distancia son lo más importante. En estas reuniones constantes, durante estos días se me ha preguntado varias veces por este humilde blog, y el porque de su nombre.

Pues bien, como hoy disfruto siendo yo mismo, no hace mucho me odiaba, rarezas del ser humano, explicaré que significa una llanura, para una persona que vive a los pies de una montaña.
Mucha gente que me conoce, pensará que las llanuras son el lugar donde nací, donde crecí. La verdad es que no se equivocan. Nací en mitad de las llanuras manchegas, y ese lugar lleva marcando mi corazón constantemente toda la vida.Pero la verdad es que en mi corazón tienen cabida muchos otros lugares por lo que he pasado, y aún queda espacio suficiente para los que queden por llegar.

Tres palabras son muchas para definirme. Fijo discontinuo, es suficiente. Alegre, pero no siempre. Triste, pero no siempre. Ambicioso, pero no siempre. Simpático, pero no siempre. Bueno, pero no siempre.
Y es que, en las llanuras no hay artificios. El cielo es inmenso, de día y de noche. Lo oscuro, lo es con todas las consecuencias, y la claridad del día, reverbera en el alma constantemente. En las llanuras, el horizonte es infinito. No hay accidentes geográficos que limiten la visión, más allá de lo visible, y aún así, cuando el sentido visual falla por cuestión de dimensiones, la imaginación acude, a sabiendas de que más allá de lo que ves, existe más mundo por descubrir. Más sensaciones que experimentar. Más palabras que escuchar.
Desde las llanuras, brota la inspiración sin complejos. Las llanuras no son majestuosas, no asombran. Y escribir, pensar, hablar o reflexionar desde las llanuras, te permite ser tu mismo, sin intención de impresionar a nadie. A veces con claridad, otras de forma ingenua. Muchas veces de forma desordenada o caótica. Otras muchas a lomos de sentimientos y sensaciones. Algunas también con lucidez Pero siempre sin mala intención. En las llanuras, la maldad no puede esconderse. Todo está a la vista.
En las llanuras, si estoy triste lo manifiesto, unas veces con gestos, otras con palabras y otras muchas, quizás demasiadas perdiendo los modales, que no las formas. Pues las llanuras son muy monótonas. Si estoy alegre, las llanuras muestran todo su agrado. Si me siento simpático, las llanuras te lo muestra, al igual que en las frías noches de invierno, las heladas se presentan de la forma más cruel, no reprimo el odio o la rabia, cuando llega el momento. En las llanuras las listas de amigos y enemigos son claras, y tan difícil es entrar o salir en una como en otra, aunque las llanuras son inmensas y tienen cabida toda clase de especímenes. Por que lo que está claro, es que las llanuras me permiten sacar, mi lado más canalla, ese que mantengo oculto, y  solo comparto como, cuando y con quien me apetece.

Desde las llanuras, no es más que una forma de pensar. Otra forma de actuar, donde lo feo y lo bonito sale a la luz. Donde cielo y tierra, se presentan sin más.
Por eso, sentado en mi lugar de reflexión, a los pies de una montaña y rodeado de altos edificios, mi espíritu reclama constantemente la franqueza de las llanuras.

Bienvenido sea este 2013 que se presenta tan esperanzador, como acabo el año anterior. Y eso que, decían por ahí que se acababa el mundo. Bueno también decían que solo era un cambio de ciclo, y visto lo visto me alegro que sea así.





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